Gracias a su enorme capacidad para absorber y almacenar calor, los océanos han ayudado a frenar el aumento de la temperatura global causado por las actividades humanas. Más del 90% del calor extra atrapado por el cambio climático ha sido absorbido por el océano. Esto no solo regula la temperatura del aire, sino que también afecta fenómenos climáticos como tormentas, olas de calor y corrientes marinas.
Sin embargo, a medida que el océano se calienta, su capacidad para seguir absorbiendo calor disminuye, acelerando el calentamiento global. Por eso, entender cómo cambia la temperatura del mar es fundamental.
Paradójicamente, la primera línea de costa es la zona con menos acceso a mediciones de temperatura del mar, ya que los satélites y grandes buques oceanográficos tienen limitaciones para medir en estas zonas. Por ello, la participación ciudadana resulta clave para llenar este vacío de información y contribuir al conocimiento del medio marino.
Estos datos permitirán monitorear eventos de olas de calor marinas, identificar tendencias a largo plazo y comprender el impacto del cambio climático en nuestras costas. La información será accesible para la comunidad científica y el público en general.
Además, en las playas del Sardinero y la Magdalena de Santander, tenemos la suerte de contar con registros históricos de temperatura de los años 70 de un gran valor científico. Estos datos nos sirven como referencia para entender los cambios de temperatura que observamos hoy en día gracias a las generaciones que continuarán este legado.